Cuando nuestro perro se hace mayor
Cada vez resulta más frecuente el encontrarse con perros de avanzada edad. De hecho, gracias a los continuos avances en veterinaria y a la percepción del perro como un miembro más de la familia, se ha logrado aumentar su esperanza de vida de manera significativa.
Sin embargo a partir de cierta edad (desde los 8 o 10 años dependiendo de la raza y el tamaño del perro) podremos empezar a percibir los primeros cambios y problemas relacionados con la vejez del animal. Los más comunes son:
- Cambios físicos y del metabolismo: Al envejecer, el perro comienza a disminuir su masa muscular, aumentando la proporción de grasa corporal. Suele ser común la aparición de artrosis en caderas, rodillas, codos y hombros. Su piel pierde elasticidad y su pelaje comienza a cubrirse con canas dejando atrás parte de su fuerza y brillo. Además, sus necesidades energéticas serán menores comparadas con las de un perro joven: al tener un metabolismo más lento, no necesitará tanta cantidad de calorías y grasa en su dieta.
- Cambios cognitivos y relacionados con los sentidos: Al igual que en los seres humanos, los perros cuando envejecen sufren un decremento de sus funciones cognitivas y de la agudeza de sus sentidos. En ciertos casos como consecuencia de la disminución de algunos neurotransmisores, del riego sanguíneo cerebral y el aumento de la enzima MAO (entre otros), el perro puede presentar el denominado «Síndrome de Disfunción Cognitiva». Sus signos más frecuentes son desorientación, pérdida de los hábitos higiénicos, menor respuesta ante estímulos ambientales, cambios en cuanto a la relación con el dueño…etc. Paralelamente los órganos sensoriales comienzan a perder su eficacia, siendo la vista y el oído los más propensos a sufrir problemas durante su vejez. Pese a que los perros pueden llevar una vida completamente normal en ausencia de alguno de sus órganos sensoriales, si es cierto que en perros de avanzada edad puede dar lugar a irritabilidad y una disminución de su actividad física y mental.
- Problemas relacionados con la salud y el sistema inmunológico: A medida que pasan los años el corazón del perro perderá cierta capacidad de bombeo haciendo que la oxigenación de la sangre no sea tan eficaz, y que por tanto pierda resistencia ante los esfuerzos físicos. El control de la temperatura corporal tampoco será tan eficiente, haciéndole más sensible a los cambios de temperatura. Además, su sistema inmunológico no será tan potente ante posibles infecciones.
¿Que podemos hacer para afrontarlo?Disponemos de tres campos de actuación que determinarán sin lugar a dudas la calidad de vida del perro durante sus últimos años de vida:
- Nutrición: Los perros de avanzada edad no necesitarán tanta cantidad de energía como antes. Por tanto conviene darles un alimento acorde a su metabolismo que no contenga tanta cantidad de calorías y que disponga de proteínas de buena calidad fáciles de metabolizar. Vigilar los niveles en sodio del alimento ayudará a prevenir futuros problemas circulatorios y cardiacos. También debemos asegurarnos de que la comida sea fácil de masticar para el perro en caso de sufrir algún tipo de problema bucal. Y no debemos olvidar que el agua debe ser lo más limpia y fresca posible.
- Ejercicio: Todos los perros necesitan llevar una rutina de ejercicio diario para mantener su cuerpo en buenas condiciones, pero al envejecer el tipo de ejercicio físico requerido por el perro cambia en ciertos aspectos. Ya no será necesario agotarle en los paseos, sino más bien conviene que salga a la calle con mayor frecuencia y durante menos tiempo llevando un ritmo relajado. Un ejercicio regular ayudará a evitar el sobrepeso, mejorará su sistema digestivo y circulatorio, y favorecerá la liberación de endorfinas. El ejercicio mental (ya sea por medio de juguetes interactivos o mediante la resolución de problemas que le planteemos) le ayudará a mantener sus funciones cognitivas estímulándole de manera significativa y enriqueciendo su vida por medio del juego.
- Chequeos: Será de vital importancia realizar visitas rutinarias al vetrerinario. Además, debemos estar más antentos ante posibles signos de enfermedad examinando con atención la boca, las orejas, posibles bultos en la piel y cambios de comportamiento (incluyéndo cambios en los hábitos higiénicos). Dependiendo de la rapidez con que podamos advertir los primeros síntomas de cualquier problema, el tratamiento podrá ser más exitoso y se verá reflejado sin duda en la calidad de vida del perro.
El modo en que la sociedad trata a sus animales suele decir mucho sobre si misma. Al igual que los perros nos enseñan a tener paciencia y responsabilidad con ellos durante su juventud, en sus últimos años nos muestran su estoico modo de afrontar la vejez sin apenas quejarse y disfrutando de cada día. Si nuestro perro nos ha acompañado durante todos estos años, tal vez haya llegado la hora de ser nosotros quienes le ayudemos a vivir feliz su vejez. Y seguramente nos ayude también a afrontar la nuestra propia.